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Cap. 3: La época de esplendor. Segunda mitad de los noventa

Llega la hora de la verdad

El club supera la crisis post Expo y adopta las últimas tendencias que se estaban observando en otros lugares de Europa, especialmente en Barcelona. Gracias a nuevas iniciativas, los patinadores entran en la antesala de la profesionalización.

A mediados de los noventa, un joven aficionado a las acrobacias llamado Antonio Vázquez “Añoño”, natural de Triana, creía que se podían aprovechar las virtudes del patín para elevar la modalidad a cotas más altas. Bajo la tutela de marcas como Redbull, Vázquez recorrió España y Europa participando en incontables campeonatos y tours, lo que le convirtieron en un referente internacional. Durante la citada etapa, Antonio palpó el patinaje de otros lugares y descubrió la tendencia hacia la peatonalización de las calles, medida promovida por aquellos Ayuntamientos partidarios de favorecer las concentraciones de patinadores. Por citar un ejemplo, Añoño ofreció una exhibición ante veinte mil personas en la Fiesta del Patín de Barcelona, en el Puerto Olímpico.

Memorias-3-2Antonio regresó con la ilusión de trasladar su experiencia a su ciudad natal, unas pretensiones que pasaban por estructurar profesionalmente el patinaje bajo el paraguas del club. Antonio había conocido en el Campeonato del Mundo de Suiza 1994 al patinador italiano Ivano Galliardo, quien regentaba una apañada tienda de patines en Lausana (Suiza). Vázquez quedó encantado tras visitar el establecimiento, y no tardó en convencer a Miguel Ángel, sobrino de “tito Rafa”, para montar la primera tienda de patines en línea de Andalucía.

Los jóvenes emplazaron la tienda en la calle Arjona, pues la zona del río era interesante debido a la reciente construcción del Skatepark de Plaza de Armas, unas instalaciones concebidas para las acrobacias pero que también estaban siendo un reclamo para el resto de modalidades. Además, el Paseo Juan Carlos I, que discurre desde el Puente de Triana hasta el Puente del Alamillo, resultaba lo más parecido al carril bici de la época.

La tienda se inauguró en agosto de 1995 con el nombre Mak in Line, traducido a algo así como “lo guay en línea”. Abrieron con dos o tres ejemplares, catálogos y cajas vacías para rellenar espacios, pero los clientes no tardarían en encargar los primeros patines. Mak in Line contribuyó a la consolidación del patín en línea. Quien probaba le gustaba; ya no era la bota de cuero rígida que había que domar a base de muchas rozaduras.

La tienda se convirtió en un punto Memorias-3-3de encuentro en el que aficionados y amigos podían intercambiar opiniones o solicitar información sobre el mundo del patín. La calle Arjona pronto acabaría como “la calle del deporte”, porque en ella se instalaron más tarde otros negocios dedicados a la salud, aventura y belleza.

Entre 1995 y 1996, se originó en Sevilla una verdadera explosión del patinaje, el segundo visto desde los ochenta. Club Patinadores de Sevilla aprovechó el tirón para intensificar el acercamiento del patín entre los diversos colectivos de la ciudad: asociaciones de vecinos, distritos, colegios, institutos, áreas de juventud, drogodependencia, etc.

El Día del Patín

Los encuentros de los domingos seguían ganando adeptos al tiempo que el mundo del patín se nutría de las ideas de Añoño, o de la experiencia de Francisco Morilla y Javier Ojeda, este último promotor de aeróbic y responsable del Aerobtihom en el Palacio de Deportes de Sevilla. Miembros del club empiezan a frecuentar las ferias deportivas y los encuentros con otros clubes, distribuidores y marcas comerciales. Barcelona era la ciudad favorita para acoger este tipo de eventos.

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En 1996 se celebró en Sevilla el primer Día del Patín, evento posible gracias los contactos de Javier Ojeda en el Ayuntamiento, el IMD y El Corte Inglés, empresa patrocinadora. La fiesta se repetirá de manera consecutiva en cuatros ocasiones más hasta el año 2000. Inicialmente, las actividades se desarrollaban durante un fin de semana: los sábados se dedicaban al campeonato que tenía lugar en el skatepark, acompañado de conciertos y circuitos. El domingo se realizaba la fiesta popular, el paseo por la ciudad, las pruebas de slalom, velocidad, resistencia, juegos recreativos para niños, salto de altura y yincanas. En total, se contaron hasta dos mil participantes procedentes de diferentes ciudades de Andalucía, de los que quinientos fueron con dorsal para controlar las actividades competitivas. Primó la voluntad de promocionar el patín sobre los costes económicos, puesto que gran parte de los esfuerzos del club iban dirigidos a que los sevillanos se habituasen a los patines.

La primera fiesta supuso un escaparate para mostrar a las instituciones las bondades del patín.

La primera fiesta se celebró en el parking Puerta Triana; el segundo, en el interior del recinto de Puerta Triana. Entre las imágenes de las fiestas de 1998, 1999 y 2000 destaca la de un niño ciego de la ONCE que terminó el recorrido patinando junto a su monitor.

El Día del Patín se definió como un acto de gran afluencia, motivo por el que, desde el año 2000, el Ayuntamiento lo ha cubierto con asistencia sanitaria, psicológica, protección civil y seguridad ciudadana.

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En vista de las buenas sensaciones, la Junta de Andalucía invitó al club a participar en un encuentro de velocidad entre Andalucía y Portimao (Portugal) en 1997. “Andalucía – Portimao”  fue un evento promovido por la Junta de Andalucía en colaboración con autoridades portuguesas y las federaciones de patinaje de Andalucía y Portugal.

El club iba a tomar un nuevo rumbo. Ni en el mejor de sus sueños, aquellos chicos que iniciaron sus andadas en 1991 iban a prever que, en seis años, el patinaje iba a acariciar su momento álgido. Sin saberlo, el club estaba gateando hacia la profesionalización

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