Más que un deporte
El club ha jugado un papel esencial para canalizar un movimiento que hoy sigue siendo objeto de reconocimiento por parte de profesionales y aficionados. Los beneficios del patín trascienden a las relaciones sociales.
Club Patinadores de Sevilla posiciona el patinaje como una opción de bienestar social, incluso prevaleciendo sobre la enseñanza. Familias enteras – padres, hijos y nietos – se apuntan a las clases de iniciación, quizás el único hueco del que disponen a la semana para compartir un rato de diversión. También los hay quienes buscan nuevas amistades o ven en el patín una vía para escapar de la rutina. En resumida, el patinaje es una fuente inagotable de posibilidades. “Me ilusiona ver a una persona de más de 60 años patinando junto a su nieto por la ciudad ”, expresa Rafael Herce. Gracias a su aperturismo, el patinaje ha conseguido una solidez de la que muy pocos deportes pueden presumir.
De hecho, una de aquellas amistades terminó pasando por el altar: Millán y Samantha (primera imagen), dos patinadores, familiares de tito Rafa, cuya ilusión era que el todoterreno de los patinadores los llevase en su boda para que el club estuviera presente en el día más importante de sus vidas.
Exprimir la ciudad
Tras la aventura de la liga andaluza de hockey, el club optó por obviar la línea competitiva para centrarse en el patinaje recreativo. Disfrutar la ciudad, sintiéndola suya y sumergiéndose en sus espacios, es posible con un patinaje orientado a la diversión. “Visitar un barrio nuevo puede suponer una experiencia en forma de reto cuando sorteas su mobiliario urbano y descubres el entorno”, afirma Miguel Ángel Vázquez.
Toda relación con el deporte propicia ambientes especiales, una mentalidad sana, abierta y sincera, que te vincula a ella sin que quieras abandonarla. El patinaje como modo de vida hace que el aficionado se calce los patines cual si fueran zapatos, no sólo por la actividad física, sino para quedar con un amigo y tomarse un café, porque lo que cuenta es disfrutar del recorrido; no llegar el primero. También se prima el compromiso y la constancia, porque cada metro que avanzas es un logro. “A veces habitamos la ciudad pero no nos enteramos. El patinaje tiene que ver con la salud, la movilidad y el aprovechamiento de los recursos urbanos. Es un instrumento fabuloso para sacar a la ciudad su máximo rendimiento”, dice el director de Viento Sur Teatro, Jorge Cuadrelli.
Su plasticidad a la hora de fusionarse con otras modalidades: deportes de aventura, juegos, baile… hacen del patinaje un campo de ocio que incita a ser explorado desde la creatividad. “El patín no recurre a lo que ya está inventado como las discotecas y el alcohol. Los “callejeros” fuimos los defensores del no al alcohol como diversión asegurada. Hubo quienes intentaron introducirlo pero fracasaron”, recuerda Rafael Herce.
El lema “Patinar te hace más libre” sugiere que patinar es como “volar por la ciudad”, un deporte estimulante que libera tensiones y genera confianza en sí mismo. “Superar el miedo a caerse o hacer el ridículo es un reto extrapolable a otros ámbitos de la vida”, declara el veterano patinador José Julio Ruiz.
Reconocimientos
Diferentes profesionales han reconocido la contribución a la sociedad de Club Patinadores de Sevilla:
“Capacidad de solidaridad. Una filosofía común en pro de la vida ecológica. Las personas usuarias del patín son bastante ordenadas en su discurrir, muy respetuosas con el medio ambiente y las personas. A día de hoy, son un colectivo consolidado, bien avenido, cuyo objetivo no es otro que potenciar el uso del patín, haciendo ejercicio y compartiendo buenos momentos en familia”, opina la doctora en medina del deporte y directora general del Área de Medicina del Deporte del Colegio Oficial de Médicos de Sevilla, Ángeles Prada.
“El patín es un fabuloso instrumento para sacar a la ciudad su máximo rendimiento”, Jorge Cuadrelli.
“Manifiestan un enorme carácter solidario. No ha sido un club causante de tensiones, incluso tras la incorporación del fútbol y el baloncesto al centro de Arjona. Recuerdo una vez que después de que abonaran el alquiler de la pista, duplicamos por error la tarifa y no pusieron trabas. Me ha sorprendido siempre ver amistades entre padres, jóvenes y niños. Llevo el tema del derecho al descanso y puedo asegurar que es muy complicado juntar a tan dispares generaciones.», Lola Dávila, expresidenta de la Asociación de Vecinos Estación de Córdoba.
De entre los muchos aficionados que han pasado por el club, Daniel Cañete (Sevilla, 1972) y su familia son un ejemplo de aficionados incondicionales que han sabido sacarle punta al mundo del patín. Cañete apuntó a sus tres hijos a temprana edad para que aprendiesen a patinar e hiciesen actividad física. Con el tiempo, Daniel observó que los monitores eran “verdaderos educadores”, pues reconoce que además de enseñar a patinar, inculcan valores como “solidaridad, respeto y amistad”, tras señalar que existen “formas de ocio sanas y alternativas a la TV y los videojuegos”.
Daniel, ingeniero informático de profesión, empezó a acompañar a sus hijos a las actividades, aunque al principio con la bici, ya que miraba con respeto a las ocho ruedas. “Envidiaba a los patinadores, sobre todo cuando mi mujer aprendió a patinar, así que con esfuerzo me apunté a las clases, superé el miedo y terminé enamorándome de este deporte”, concluye.
Daniel asegura que la ruta familiar de los domingos fue la actividad que más le cautivó. “Los paseos por el Parque de María Luisa toman otra dimensión cuando mi mujer, mis hijos y yo cogemos los patines. Creo que pocas personas pueden presumir de tener una afición en común con su familia. Disfrutamos haciendo deporte y compartiendo vivencias”, afirma Cañete.
“Aquí he descubierto el verdadero significado de la amistad, la ayuda y el entretenimiento. He recibido palabras de ánimo y hasta un abrazo cuando lo necesitas”. Y añade. “Me siento orgulloso de ser miembro del club, lucir su camiseta hasta gastarla y que me permitan colaborar en la medida de mis posibilidades”. Daniel ha dado sobradas muestras de su compromiso con el club, participando activamente en las actividades y ayudando sin ánimo de lucro en muchas necesidades del club, especialmente en lo relativo a la informática y redes sociales. A él le debemos la aplicación Android y valioso asesoramiento en la migración a la página de Facebook.