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Cap. 2: Nacimiento y despegue. Primera mitad de los noventa

Comienzo sobre ruedas

El movimiento toma conciencia de su potencial y deciden organizarse. Las nuevas tendencias y dos grandes eventos dispararon un proceso de expansión local que culminó con la llegada del patín en línea.

Tras la buena experiencia vivida en Expo juventud, Francisco Morilla fue el primero en sugerir un alto en el camino y echar la vista atrás. Se trataba del mejor momento para redefinir el movimiento. No podían seguir dando esa imagen de tribu urbana desorganizada. Francisco (Paco “bigotes”), quien también ejercía como entrenador nacional de voleibol, pertenecía a ese grupo de veteranos que nunca se despegaron de los “callejeros”. Aprovechando su experiencia en la creación de clubes y con la ayuda de otros patinadores, Paco se ocupó de la tramitación y constitución de Club Patinadores de Sevilla en abril de 1991.

Nada más nacer la entidad, los socios abonaron su primera cuota: 200 pesetas (1,20 euros), la misma cantidad antes fijada para cubrir los gastos de notaría. Club Patinadores de Sevilla se convirtió así en la primera organización andaluza dedicada a la promoción del patinaje recreativo. No consistía en remover las bases del movimiento, sino trasladar su filosofía al amparo legal de una entidad que les proporcionase mayor margen de actuación.

Enseguida se pretendió fomentar el patinaje por toda la ciudad. Ya con una visión más amplia, el club “bebé” encuentra, a principios de los noventa, otras razones de fondo que, sin duda, contribuyeron a que el patinaje se implantase rápidamente en Sevilla:

– Incipiente preocupación por una vida saludable. El ciudadano adquiere conciencia del impacto que el ejercicio físico tiene sobre su vida. Los últimas investigaciones apuntan a beneficios no sólo físicos, sino también sociales y psicológicos. Nacen los estilos ‘Fitness’ o “Sportlife”. .

– Olimpiadas de Barcelona 92. La selección española de hockey sobre patines disputó la final contra Argentina. Pese a perder los españoles la medalla de oro, el encuentro pasó a la historia del olimpismo por su espectacularidad (14 goles). Este acontecimiento dio notoriedad al patinaje y, por ende, impulsó su afición.Memorias-2-2

– Exposición Universal de 1992. En poco tiempo, se transformó la ciudad y brindó a los sevillanos nuevas formas de ocio familiar. Además del Parque de María Luisa, los patinadores acuerdan convocar otra quedada semanal en la pista de la calle Torneo, debajo del puente de la Barqueta. El nuevo punto situaba a los patinadores ante la vista de las miles de personas que visitaban a diario el recinto. Durante seis meses, Sevilla se convirtió en el centro del mundo, acogió congresos políticos, y concentró multitud de actividades culturales y recreativas.

Un año más tarde, se inauguraría Cartuja 93 con la intención de rentabilizar los activos de la muestra. Definido como un proyecto ambicioso, participaron en su creación todas las Administraciones Públicas: Gobierno, Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Sevilla y Diputación de Sevilla. La directiva del parque solicitó del club su colaboración en el pasacalles inaugural, motivo por el que se convocó un proceso selectivo al que asistieron, en un solo día, setecientos patinadores en el Parque de María Luisa. La policía tuvo que cortar las calles hasta la Isla de la Cartuja para que se pudiera desarrollar todo con normalidad. Trescientos patinadores fueron los elegidos.

La Expo y Cartuja 93 sirvieron para demostrar que el patinaje podía  encajar en la agenda de ocio de la ciudad

A partir de aquí, surgió una relación laboral entre ‘Cartuja 93’ y Club Patinadores de Sevilla, gracias a la cual se pudieron realizar numerosas actividades como esquiar, encuentros con los patinadores de Málaga o excursiones en bici por Cazalla, una situación que se prolongó hasta la reutilización de los terrenos como parque tecnológico. Cartuja 93 permitió a los jóvenes patinadores sacarse un dinerillo a cambio de bailes, exhibiciones y concursos. Además, le dio a la entidad ese empaque profesional que necesitaba. Con tan sólo dos años de vida, Club Patinadores de Sevilla tomaba consciencia de la masa que había arrastrado desde los ochenta. El patinaje despuntaba en Sevilla, aunque lejos todavía de Barcelona, y minoritario si se comparaba con la la bicicleta.


La fiebre del patín en línea

Memorias 2-3El patinaje fitness fue evolucionando en paralelo a otras modalidades no federadas que estaban adquiriendo relevancia en España: acrobacias, eslalon, saltos, bailes, descensos …. Dichas tendencias precipitaron en Barcelona el aterrizaje del patín en línea americano. La ciudad condal se situó en el punto expansión del flamante modelo, promoción a la que contribuyeron diversas marcas de esquí y otros clubes de patinaje.

Sevilla vio llegar el patín en línea en 1994. Se presentó en el Parque de María Luisa mediante exhibiciones y pruebas ante la escéptica mirada de algunos aficionados que aún no se creían las posibilidades del nuevo producto frente al patín tradicional: “Veía en ellos una novelería norteamericana, igual que el nombre que se le puso al grupo, “los Roller”. Los primeros ejemplares llegados a Sevilla no eran de buena calidad y a mí no me gustaban. Me resistí a usarlos hasta que en el año 2000 mi sobrino Miguel Ángel me los puso a la fuerza” confiesa Rafael Herce. No obstante, el nuevo patín convenció rápidamente, sobre todo en el grupo de los acrobáticos, pues les permitió introducir nuevas figuras que con el patín clásico eran imposibles de realizar.

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